Ortega: Un faro filosófico para el siglo XXI

José Ortega y Gasset, uno de los grandes pensadores de la filosofía contemporánea, dejó un legado de ideas que trascienden su tiempo y resuenan con fuerza en los desafíos del siglo XXI. Su vida, marcada por el compromiso intelectual, el análisis crítico de la realidad y la búsqueda de soluciones a los problemas de la humanidad, sigue siendo una fuente de inspiración para reflexionar sobre nuestra sociedad actual.

José Ortega y Gasset: una vida dedicada al pensamiento

Ortega nació en Madrid el 9 de mayo de 1883, en el seno de una familia vinculada al periodismo y la literatura. Desde muy joven, estuvo rodeado de un ambiente intelectual que estimuló su curiosidad por las ideas y su inclinación por la filosofía. Estudió en el colegio jesuita San Estanislao de Kostka, en Málaga, y luego ingresó a la Universidad Central de Madrid, donde profundizó en el pensamiento clásico y moderno.

En 1905, Ortega viajó a Alemania para completar su formación. Allí se familiarizó con el neokantismo y la fenomenología, dos corrientes filosóficas que influyeron significativamente en su obra. Durante esta etapa, Ortega comenzó a concebir su filosofía como un puente entre el pensamiento europeo y la tradición hispana, buscando responder a las necesidades de su tiempo.

De regreso a España, en 1910, fue nombrado catedrático de Metafísica en la Universidad Central de Madrid. A lo largo de su carrera, combinó su labor académica con la escritura y el periodismo, fundando importantes revistas como España y Revista de Occidente, esta última un vehículo para difundir las ideas más avanzadas de la filosofía, la ciencia y la literatura en el mundo hispanohablante.

El pensamiento de Ortega

La filosofía de Ortega y Gasset está profundamente marcada por su famosa expresión: “yo soy yo y mi circunstancia”. Con esta idea, Ortega planteaba que el individuo no puede ser entendido de forma aislada, sino que está inseparablemente ligado al entorno que lo rodea. Esta noción de interdependencia subraya la importancia de comprender las condiciones históricas, sociales y culturales que configuran la vida humana.

En obras como “Meditaciones del Quijote” (1914), “España invertebrada” (1921) y “La rebelión de las masas” (1930), Ortega abordó temas esenciales como la identidad nacional, la relación entre individuo y sociedad, y los peligros del conformismo en una era de creciente democratización. Su crítica a las masas, lejos de ser un ataque a la democracia, era una advertencia sobre los riesgos de la falta de reflexión y responsabilidad individual en una sociedad cada vez más interconectada.

Además, Ortega dedicó buena parte de su obra a reflexionar sobre la técnica y la modernidad. En “Meditación de la técnica” (1939), anticipó muchos de los debates actuales sobre el impacto de la tecnología en la sociedad, defendiendo la idea de que la técnica no es simplemente un conjunto de herramientas, sino una expresión de la capacidad humana para transformar la realidad.

Ortega en el exilio

La Guerra Civil Española (1936-1939) y la dictadura franquista marcaron un punto de inflexión en la vida de Ortega. En 1936, se vio obligado a exiliarse, primero en Francia y luego en Argentina y Portugal. Durante este tiempo, continuó desarrollando su pensamiento y escribiendo sobre los problemas que enfrentaba la humanidad en un contexto de guerra y transformación social.

En Portugal, Ortega encontró un refugio donde pudo reflexionar sobre temas como la razón histórica y la identidad cultural. Allí escribió algunos de sus ensayos más significativos, como “En torno a Galileo” (1947), en los que exploró la relación entre ciencia, filosofía y sociedad.

Ortega regresó a España en 1945, pero nunca volvió a ocupar el lugar central que había tenido antes de la guerra. Falleció en Madrid el 18 de octubre de 1955, dejando un legado filosófico que continúa siendo estudiado y debatido en todo el mundo.

Ortega en el siglo XXI

Aunque Ortega vivió en una época muy distinta a la nuestra, sus ideas conservan una sorprendente vigencia. En un mundo marcado por la globalización, la digitalización y la crisis de valores, su filosofía ofrece herramientas para comprender y afrontar los desafíos del presente.

La razón histórica como guía

Uno de los conceptos clave en el pensamiento de Ortega es la razón histórica, que defiende la idea de que los seres humanos no solo existen en el presente, sino que están condicionados por su pasado y proyectados hacia el futuro. Esta perspectiva es especialmente relevante en un siglo XXI donde la rapidez de los cambios tecnológicos y sociales a menudo nos desconecta de nuestras raíces. Ortega nos invita a reflexionar sobre cómo la historia y la tradición pueden ayudarnos a construir un futuro más equilibrado.

La técnica y la condición humana

En un mundo donde la tecnología avanza a pasos agigantados, las reflexiones de Ortega sobre la técnica adquieren una relevancia particular. Según el filósofo, la técnica no debe ser vista únicamente como un medio para resolver problemas, sino como una manifestación de la creatividad humana. Esta visión nos desafía a abordar la tecnología de manera ética y responsable, evitando que se convierta en un fin en sí misma.

Educación y cultura

Ortega también subrayó la importancia de la educación y la cultura como pilares fundamentales de una sociedad equilibrada. En un momento en que la polarización y la desinformación representan grandes amenazas, su llamado a fomentar la reflexión crítica y el diálogo constructivo es más necesario que nunca.

Ortega y la Cátedra Internacional

El legado de José Ortega y Gasset sigue vivo gracias a iniciativas como la Cátedra Internacional Ortega y Gasset, que tiene como objetivo promover el estudio y la difusión de su pensamiento en el contexto de los retos actuales. A través de actividades como seminarios, cursos y publicaciones, la Cátedra busca mantener vigente el espíritu crítico y transformador de Ortega, invitando a nuevas generaciones a reflexionar sobre las grandes preguntas de nuestro tiempo.

José Ortega y Gasset fue mucho más que un filósofo; fue un pensador universal cuyo trabajo trasciende las fronteras del tiempo y el espacio. Sus ideas, ancladas en la realidad de su época, ofrecen una brújula para navegar los desafíos del siglo XXI. Desde su concepción de la técnica hasta su énfasis en la razón histórica y la educación, Ortega continúa iluminando el camino para quienes buscan comprender y transformar el mundo en el que vivimos.

Hoy, más que nunca, su filosofía se alza como un faro que nos invita a pensar, cuestionar y actuar con responsabilidad en un mundo en constante cambio.

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